El edificio del museo, el histórico palacio Aldamar  y su extensión de estilo moderno, posee carácter propio y su corazón, es un espectacular atrio acristalado de 1.000m2 diáfanos en el que se desarrollan diferentes eventos culturales y sociales.

Con el fin de dar a conocer la vida y obra de Balenciaga, su relevancia en la historia de la moda y el diseño, y la contemporaneidad de su legado, el Museo custodia una excelente colección con más de 4.500 piezas de indumentaria, complementos y documentación de un conjunto que sigue en aumento gracias a depósitos y donaciones. Incluye los modelos más tempranos que se conservan del modisto y sus últimas creaciones tras el cierre de sus casas y el periodo de retiro activo que medió hasta su muerte en 1972, convierten esta colección en una de las más completas, coherentes e interesantes del panorama internacional.

Dentro de sus exposiciones actuales encontramos «Balenciaga. La elegancia del sombrero» una colección de sombreros, con 375 referencias, que destaca por su calidad y variedad. Se trata de una colección de sombreros y tocados producidos, entre 1940 y 1968, en las casas de España y Francia. Por primera vez los elementos de la colección son estudiados como objetos creativos con entidad propia y se integran en un discurso expositivo propio.

La muestra nace fruto de años de investigación conjunta de las colecciones de sombreros del Museo Cristóbal Balenciaga y del Museu del Disseny de Barcelona, instituciones que coproducen la muestra. Comisariada por Igor Uria, director de Colecciones del Museo Cristóbal Balenciaga y por Silvia Ventosa, conservadora de tejidos e indumentaria del Museu del Disseny de Barcelona.

En el París de Cristóbal Balenciaga, el sombrero era parte integral de la silueta femenina. Todas las casas de Alta Costura tenían talleres dedicados a su diseño y confección, o colaboraban con sombrererías ya establecidas.

“El sombrero es una cuestión de equilibrio arquitectónico: corona el edificio del vestido” declaraba Cristóbal Balenciaga, cuando comenzaba a consolidar sus talleres de sombrerería en los años 40, tanto en París como Madrid.

Las formas y las dimensiones tanto del casquete como del ala diferencian pamelas, turbantes, bonetes, boinas o diademas; confeccionados en fieltro, paja ,cuero o piel; adornados con flores, plumas o tules…una variedad enorme, fruto de la creatividad diseñador. Todos ellos, concebidos para ensalzar la silueta, destacan los exquisitos, a veces exuberantes, a menudo minimalistas, pero siempre elegantes sombreros de Balenciaga.

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