Felipe y Manuel (Tolentino) han creado «ETNIA» que surge como idea para aunar el color y la magia de los ancestros en dos culturas muy diferentes en su forma pero no en su finalidad: la cultura de los guerreros africanos Watusi y la cultura de los labradores extremeños cuyos orígenes y tradiciones se pierden en la noche de los tiempos. En ambas culturas utilizan el enxorno como cántico de fiesta y protección y así mismo como distintivo social. También sus paisajes tienen mucho en común, por un lado tenemos la dureza apacible de la sabana y por otro la rigidez de la tierra trabajada de la dehesa. Había demasiados paralelismos espirituales y físicos en cuanto a su cromatismo se refiere como para no buscar la inspiración de una colección como «ETNIA». Fue inevitable y tentador su nacimiento.

Tolentino siempre ha buscado en sus perfomances y fashion shows la dualidad antagónica en sus conceptos: el bien y el mal, el día y la noche, la vida y la muerte… Esta vez ha sido una dualidad sin antagonismos, ha sido un cambio a la tierra, al trabajo, a la lucha y a sus logros mediante la (digamos frívola pero mágica) utilización del color y elementos naturales de dos pueblos lejanos con semejantes ritos ancestrales, la santificación de la caza o de la cosecha mediante la fiesta y el color de las mismas.

«ETNIA es magia, es naturaleza, es VIDA».

Sombreros, collares, pendientes y pulseras mezclan sus colores en un espacio recreado por el gran paisajista Fran Cisneros, donde la dehesa extremeña de la maravillosa tienda de la gran diseñadora Elena Benarroch, una mujer valiente y decidida a la cual Tolentino les está muy agradecidos.

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