LUXURY SPAIN

Castillo de Canena nos descubre el proceso de elaboración de su Arbequino al Humo de Roble

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10/03/2017

Muchos se preguntan cómo se consigue ese aroma y sabor tan característico del aceite de oliva virgen extra Arbequino al Humo de Roble de Castillo de Canena, un producto y lleno de matices que se ha hecho con los mejores premios del sector.

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El secreto para obtener este aceite ahumado de la más alta calidad es un cuidadoso proceso, que parte de maderas ecológicas de roble, procedentes de bosques sostenibles y de árboles no modificados genéticamente. Se trata, por tanto, de un proceso 100% natural y artesanal.

El proceso de ahumado se realiza en una sala aislada en la que encontramos el horno, importado de Reino Unido, pero al que se le han hecho, por parte de nuestro equipo técnico, importantes modificaciones estructurales.

De forma totalmente artesanal, se inicia el proceso:

Se comienza por con la combustión muy lenta de las maderas ecológicas de roble y haya, evitando en todo momento que se produzcan llamas.

Gracias a esta lenta combustión, se produce una pequeña cantidad de humo. Se trata de un humo blanco, denso y consistente (lo que los ahumadores llaman un humo “rico”).

Por otro lado, en el horno, se disponen unas bandejas con el aceite de oliva virgen extra Arbequina.

El humo generado penetra lentamente en el horno y el aceite Arbequina depositado en las bandejas, se va impregnando de sus notas olfativas y gustativas.

Pasadas unas 2 horas aproximadamente, los primeros litros de Arbequino al Humo de Roble están listos.

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Es un proceso muy lento y en el que es necesario que el Maestro Ahumador esté constantemente muy pendiente de todos los detalles. Sólo se pueden ahumar como máximo 50 litros cada vez.

Es importante destacar que la temperatura del horno se controla constantemente y nunca excede 30 / 35ºC, al mismo tiempo que la sala donde se lleva a cabo se mantiene constantemente a 15ºC. Las altas temperaturas perjudican la calidad del aceite y lo que queremos en este proceso es que el aceite se impregne de las notas de humo, pero que no pierdan sus características organolépticas iniciales, ¡las del propio Arbequino!