LUXURY SPAIN

El maridaje perfecto con Erre de Vic 1952

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06/09/2017

El maridaje entre el vino y la comida es el proceso de casar metafóricamente un alimento con un vino con la intención de realzar el placer de comerlos. En Erre de Vic 1952 proponen un maridaje entre vino y uno de sus productos estrellas y exclusivos: su gama de jamones cocidos curados (natural, con miel y con trufa).

Se recomienda que se sirvan por orden yde ninguna manera, en una misma bandeja, ya que los gustos podrían mezclarse. Además, el jamón deberá haber sido reposando fuera de la nevera al menos 5 minutos antes de emplatar.

El jamón cocido curado es el producto insignia de Erre de Vic 1952 y se elabora en un proceso artesano que prioriza el reposo de cada pieza. Al tratarse de jamón, tenemos grasa y, aunque es poca al ser cocido, el sabor es ácido. Por tanto, la propuesta de maridaje variará en función de si nos decantamos por un contraste o jugamos con la afinidad. En el primer caso, optaríamos por un seco floral como un verdejo y moscatel de Aragón, por ejemplo. En el segundo caso, elegiríamos un moscatel dulce de Málaga, como por ejemplo un MR.

Pero si lo que se quiere es dejar a los invitados con la boca abierta, sólo hay que añadir mermelada de albaricoque sobre el jamón, regado con un cava reserva que lo acompañará perfectamente, ya que es ácido y tiene burbuja, y las notas de miel al ser reserva hará que, en el paladar todos los gustos estén equilibrados.

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Con el jamón cocido curado con miel, la propuesta de maridaje apunta a espumosos o blancos estructurados y ácidos o negros espumosos ligeros, o blancos muy secos (fino, manzanilla…) o fermentados en barrica, tintos jóvenes, ligeros y ácidos. Cualquiera de ellos son la combinación perfecta con un jamón cocido al que se le añaden cantidades concretas de miel en el momento en que se le está haciendo el masaje al jamón, para que se reparta y quede bien integrado.

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Por último, para el jamón cocido curado con trufa nada como los sabores afrutados de la garnacha tinta, del syrah, del Sauvignon, del verdejo y del Petit Manseng. Cualquiera de estas variedades casa perfectamente con este producto de Erre de Vic 1952.

Si lo que desea es acabar con un vino con cuerpo, hay que saber que los vinos tintos muy viejos, desarrollan muy a menudo tonalidades aromáticas de la misma familia que las moléculas dominantes de la trufa. Esto explica y confirma la unión aromática clásica, conocida desde hace mucho tiempo, entre un gran Pomerol afinado, o un penetrante Rioja Gran Reserva, y un plato dominado por la trufa. ¡Será una apuesta segura!