LUXURY SPAIN

Béatrice d’Orléans, presidenta honorifica de Luxury Spain, en la contra de la Vanguardia.

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02/01/2011

Por Víctor – M. Amela 


Elegancia alegre
Esta mujer se casó con Su Alteza Real el Príncipe Miguel de Francia y Príncipe de Orleans: podría haber sido reina de Francia si Francia hubiese sido reino. Es una mujer elegante, inquieta y reina de su vida. Encantadora, habla con desparpajo del lujo, la elegancia, la belleza, la seducción… Habla español con «charmante» acento francés, sabe escuchar, hace gala de amplia apertura mental y sonríe con mucha alegría en la mirada. Colaboró en la reciente Barcelona Night Shopping y es la presidenta de la flamante Asociación Española de Lujo, para promocionar lo mejor de España. Y no descarta fundar un partido político «con lo mejor de todos».
Qué es el lujo?
Algo innecesario para la supervivencia diaria.
¿Un perfume muy caro?
Sí…, si representa un sueño. El ser humano necesita soñar. Y si ese perfume te permite entrar en un sueño…, es lujo. ¡No sólo de pan vive el hombre! Vives de ensoñaciones.
¿Para qué una asociación del lujo?
Para destacar las cosas bien hechas. El lujo es el goce de la excelencia: lujo es todo lo que esté muy bien hecho. Lujo es todo lo excelente en cada ámbito, el que sea.
Un ejemplo.
El tren AVE es un lujo, por ser el mejor en su ramo. El mejor jamón ibérico es un lujo, y el mejor caballo, el mejor vino, el mejor hotel… o la mejor  pescadería, la mejor encuadernación de libro o el mejor bordado a mano de una sábana.
O la mejor joya.
Sí, pero el lujo no lo mide el precio…, sino la calidad, la buena factura, la delicadeza. Como la piel de los bolsos Hermès o Loewe.
¿Qué tienen?
Procede de vacas argentinas criadas sin piensos sintéticos, aprovechando  sólo la piel del pecho: si una sola mosca pica esa piel, se desecha… Claro, esos bolsos se mantienen incólumes sea en el calor arábigo o en el frío ártico.
Lujo, hoy, es tener un empleo.
El lujo exige de uno la capacidad para apreciarlo, paladearlo. El lujo exige  alguna capacidad cultural, alguna sensibilidad. Lo que ya no tiene sentido es la ostentación.
¿Qué es ostentación?
Exhibir marcas, comprar compulsivamente, valorar la ropa u objetos por su alto precio… O montar una fiesta con ¡cuatro orquestas! como yo he visto… Ese mal gusto del ricachón lo ha aplacado la crisis, felizmente.
¿Qué es lo más lujoso que usted tiene?
El tiempo. Nunca me sobra. Es mi máximo lujo: atesorar momentos para mi disfrute, para salir a pasear con mis perros, por una playa… Un fin de semana… Nada hay más valioso y más lujoso para mí.
¿No es una provocación, en plena crisis, ponderar el lujo?
No, porque es cantar al trabajo bien hecho.
¡Y eso necesitamos para remontar la crisis!
Digámosle al mundo que en España se hacen muy bien muchas cosas: eso revalorizará nuestro patrimonio…, con consecuencias beneficiosas para la economía.
¿No valoramos lo que tenemos?
España tiene mucha artesanía excelente y productos de sobresaliente  calidad…, pero poco promocionados. Hay en España huertos ecológicos que exportarían más si vendemos bien que sus hortalizas son un lujo.
¿Cuidar del propio cuerpo es lujo?
Si una mañana me veo horrorosa, visito a Carmen Navarro, mi doctora. Yo me he puesto hilo de oro para estirar la piel del cuello, y me inyecto bótox en las arruguitas, me doy masajes, me cuido lo que necesite…
¿Y no teme excederse?
No lo hago: podría quitarme bolsas y arrugas en los ojos, pero… ¿qué  pasaría en tal caso con la expresividad de mi mirada?
¿Podría perderla?
Sí, y lo mejor que tengo es mi chispa en la mirada. Cuando una tiene una  edad…, ¡le quedan las piernas y los ojos! Y yo no quiero perder la viveza de mi mirada.
¿Qué es la belleza?
Un poder. Investigaciones científicas demuestran que un bebé se espabila, come y se desarrolla mejor ante un rostro bello. Los niños de tres años  quieren más a una profesora guapa que a una fea. Los niños de siete años trabajan más y mejor si su profesora es hermosa… ¡Así de injusta es la naturaleza!
Veneramos la belleza.
La elegancia y la belleza son una confluencia de lo interno y lo externo, tiene que ver mucho con una actitud, un estado de ánimo.
¡Por eso una mujer sólo empieza a ser bella de verdad a partir de los 30 años!
Debe de tener usted de todo, ¿no? No hay nada material que pueda  epatarme. He viajado por todo el mundo, he visto todo… Por eso valoro tanto un atardecer paseando por el bosquecillo junto a mi casa de San Pedro de Alcántara…O tener tiempo para leer, que es lo que más me gusta. La calidad de vida no es sinónimo de dinero.
¿Qué pieza valora más de su armario?
Un vestido de Dior, diseñado por John Galliano: sigue los movimientos de mi cuerpo… Aunque tenga un día muy malo, me pongo ese traje… ¡y me siento divina!
¿Cómo sería usted de haber nacido en una familia pobre?
¡No puedo saberlo! Pero, al cabo, lo importante es que te den cultura desde niño…, ¡y a mí me la dieron! Deles cultura a sus hijos, y estará dándoles todo.
¿Cuál es el mejor piropo que le han dedicado?
Seductora. ¡Me encanta seducir! Hay mil modos de seducir, mil aspectos… Si en una cena me toca sentarme junto a alguien estirado, desagradable, pesado y pagado de sí mismo…, yo me reto a ablandarlo, enternecerlo, desmontarlo en un cuarto de hora. ¡Y lo consigo! Es el gran juego de la seducción.
¿Está ahora seduciéndome a mí?
Lo intento, al menos.
Pues ya lo ha conseguido.
Ja, ja… Yo jamás me he aburrido: todo es juego, es muy divertido mirar alrededor y embellecer la realidad con tu mirada. Y seducir a los que te rodean con tu mirada, tu aspecto, tu presencia. Siempre juego.
Publicado en LA VANGUARDIA nº46410 Miércoles, 22 de diciembre de 2010